domingo, 13 de febrero de 2011

Modo emo on


Tengo añoranza, tengo ganas de volver al pasado, de volver a ser una niña. Cuando era pequeña quería ser mayor, ahora sólo quiero volver a esa edad en la que soñaba con mi futuro, con un futuro brillante, fácil, simple y no me deprimía cada vez más por la mierda de mundo y la generación a la que pertenezco. Veo las noticias y todo danza alrededor del dinero, de asesinatos, de revueltas, de gente de otros países y culturas gritando a cámara con los rostros arrugados y pese a no entender una mierda de lo que dicen sabes muy bien que sienten en sus corazones, ese dolor, esa rabia, esa desesperación, luchando por vivir una vida aceptable. Y mientras tanto, a miles de kilómetros, el del bar de abajo cambia de canal para ver el partido de football de la jornada, que ocupa más minutos en una conversación que la pobre mujer egipcia que defiende su país y sus derechos. Y pierdo las ganas de luchar, de pensar con optimismo, de intentar hacer realidad esa vida perfecta con la que soñaba cuando las heridas que más me preocupaba eran los arañazos de las rodillas al caerme de la bici y no el corazón resquebrajado con el que comparto hogar y sustento cada día. Cuando el problema más grande era que el chico que me gustaba no había respondido a mi carta de amor llena de corazones de color carmín. Cuando no pensaba que mi vida era una mierda, al menos si lo decía no lo creía. Cuando me pasaba las tardes jugando a la play con mis amigos y luchaba con los palos de las fregonas con mi hermano en vez de salir a la calle en pandilla y beber o pintar en los suelos. Cuando decía que los amigos eran lo más importante pero al final del día me acurrucaba con mi madre en vez de gritarnos. Quiero volver atrás, y si no puedo quedarme en el País de Nunca Jamás, al menos quiero crecer como los demás niños y ser como los demás adolescentes de mi clase.  Joder, quiero que mis preocupaciones sean si voy guapa, si con el maquillaje parezco suficientemente una puta y si el chico de detrás me mira el culo, no las que tengo ahora, no quiero inseguridad. No quiero ser capaz de arrancarle la cabeza a cualquier idiota en cualquier momento, preferiría ser de esas chicas que se pasan el día llorando por tonterías. No quiero gastar mi dinero en discos si no en el Bershka. Ahora que lo pienso, realmente no lo quiero, pero tendría esa felicidad de plástico, una vida como las de las demás, fácil, no tendría esa sensación de que haga lo que haga, no saldrá bien y no servirá para nada. Quiero tener las cosas tan claras como con 6 años, las cosas eran o blancas o negras. En cuanto metí el gris por el medio, me jodí el mundo.  Joder, sólo sé que odio mi vida y quiero salir de aquí.

domingo, 30 de enero de 2011

Hoy he visto cuatro películas, tres de las cuales, destacables. Rebeldes, la versión cinematográfica del libro de Susan E Hilton, que me ha gustado mucho y he llorado como una madalena (también lo hacía con el libro así qué...), aunque tengo que decir que el libro le da mil chorrocientas cuarenta y dos vueltas. Toy Story 3, aunque esa ya la vi en el cine  en su momento y que simplemente es nostálgica como ella sola  y SLC Punk! que también  me ha gustado y me ha hecho pensar lo suyo sobre la anarquía y la ideología punk (me gusta la idea de la anarquía y creo parcialmente en ella, no en que la sociedad actual sea capaz de conseguirla). También me ha hecho pasarme horas escuchando a Black Flag, The Adolescents, Minor Threat y similares.
¿A quien no le gustaría ser punk, hardcore, o simplemente rebelde sin pensar en las consecuencias, en la gente a la que defraudas por no ser como esperaban? ¿Dejar los estudios, incluso el trabajo, ir a fiestas, debatir, seguir tu ideología y tener en la cabeza "que os jodan" el noventa por ciento del tiempo? ¿Vestir de forma llamativa para intimidar y que por una vez seas tu quien se burle de ellos? Tener una juventud plena y poder optar por sentar la cabeza cuando quieras? A mi me encantaría ser así, no temer a nada ni a nadie, ser tan cerrada de mente y tan cabezota y segura sobre tus creencias y sobre el mundo en el que vives. Odiar el sistema y no tener miedo a expresarlo. Odiarte, y sentirte satisfecho por ello.

sábado, 29 de enero de 2011

Te pones los cascos.

Te pones los cascos, te aprietas la chaqueta contra el cuerpo y hechas a andar. Te pones los guantes, sin quitarles la vista de encima, mirando hacia abajo, jamás hacia el frente. Te los acabas de colocar y sigues andando, mirándote los zapatos, notando los golpes de la bandolera al darse contra tu pierna derecha. Con un movimiento de cabeza sencillo y de experta, te apartas los cabellos de la cara para a los dos segundos volver a dejarlos caer sobre ella. Te sientes más cómoda, menos observada. Sigues andando, escrutando con la mirada los cordones negros mientras tu cabeza navega en mares que no acabas de localizar en el mapa de los pensamientos. Te resulta imposible centrarte en nada y dejas que te empujen las olas. Y es entonces cuando el barco empieza a hundirse.
Cuando la primera gota de agua te roza el tobillo, sales de tu ensimismamiento y miras a tu alrededor, sorprendida de ver que nada ha cambiado en apariencia, sino tu percepción de las cosas. El barco desaparece y vuelves a notar la jodida bandolera dándote golpes. Sin embargo, te sientes más fuerte y más débil, más pesimista pero más segura, más agresiva y más fría. Piensas “nadie va a molestarme, nadie conseguirá hundirme”. Ilusa. Pero en ese momento, te lo crees. Y cuando evitas que el primer comentario lanzado con mala intención llegue a clavarse entre las costillas, una sonrisa torcida de satisfacción y superioridad acoge tu rostro con total naturalidad. Sigues tu camino y esquivas otra ofensa. Pero tus barreras se debilitan y cuando esas palabras escupidas con desprecio y sorna consiguen hacerse paso hasta tu estómago, la respiración se corta y los ojos se te abren como platos, sorprendida. Tus cabellos ondean al viento, hacia atrás, dejando ver tu rostro que tan inconscientemente intentas ocultar con ellos. Puedes reconocer la misma sonrisa que tu habías tenido momentos  atrás en sus labios. Y si hay algo que odias, es verte reflejado en los ojos de aquellos que odias, por lo que eso significa.
Todos, somos unos hipócritas, unos egocéntricos, unos bastardos. Todos decimos odiar a ese tipo de personas, más el ser humano por naturaleza posee esas características. Y cada vez soy menos hipócrita, no puedo evitarlo, y tengo miedo.
La honestidad no es siempre una virtud y la hipocresía no es siempre un defecto, la verdad es que me gustaría poder esbozar una sonrisa falsa cuando te encuentras con esa persona desquiciante, que habla tan rápido sobre temas que realmente te importan una mierda pero que tienes que escuchar ya que ella quiere dar su opinión y tienes que pararte en medio de la calle a escuchar palabrería desechable y sin interés ninguno. Poder decirle "¡Cállate de una jodida vez!" y explicarle las razones por las que la encuentras increíblemente prescindible para la humanidad. Pero no, somos unos hipócritas y malgastamos el tiempo en situaciones como esa. Además, si lo haces, eres rudo y mal educado, aunque todo el mundo lo haya deseado alguna vez, pero jamás serás honesto, ya que eso lo consideran ligado a las buenas personas, "educadas". Que por cierto, ¿que es ser mal y bien educado? Ser finolis, hablar con palabras extremadamente cultas, saber si los cubiertos se usan de dentro hacia a fuera o de fuera a dentro, conocer a Chopin, Mozart, Bach o Pagannini  y saber datos absurdos que no servirán para nada en un futuro, para la mayoría de la sociedad, es ser educado. Ser malhablado, comer un pedazo de pizza con las manos, escuchar el pop de la radio o la música alternativa de la escena actual, ver películas de acción y disfrutar de ellas, no saber nada sobre política ni la situación económica mundial ni tener ganas de saberlo, eso es lo segundo. Creo que está mejor educado aquel que respete el color de piel, la orientación sexual, las creencias religiosas y políticas de otra persona, por muchos tacos, contracciones en la pronunciación y fallos ortográficos que tenga esa persona. Que no todos somos ricachones que van a colegios privados y pueden permitirse clases de inglés, francés, alemán, equitación, dibujo, fotografía o cursos intensivos de verano de harmónica. Muchos otros, ni podemos permitirnoslo ni queremos. No todos tenemos un vocabulario de amplitud semejante al de un filólogo cualquiera. Ni queremos. Así que cállate la puta boca, humanidad, seguiré pensando que una cría como yo tiene mejor educación que cualquier presentador de Intereconomía.

viernes, 28 de enero de 2011

Old times.

Recuerdo haber escrito esto hace la tira, con cierta personita increíble. Me gustan, la verdad, son muy oscuros

Irracionalidad, desesperación,
tumulto de cuerpos en descomposición:
La vida da vueltas como un buitre sobre almas en pena,
y el epicentro de ese círculo no es más que mierda.
Imposible escapar de ella,
vidas ajenas te atan,
sin importarles tus creencias o convicciones;
y sonrisas falsas has de poner
en estúpidas y vacías celebraciones.


Voces retumbando en mis oídos.
Silencio.
Voces otra vez.
Cadenas invisibles que nos unen al diablo.
Muerte en las calles.
Silencio.
La vida te golpea, hace que te calles;
Y entonces caes.
Gritos de desesperación inundan mi corazón
niños empuñando armas, vida en juego;
Pero no la nuestra, si no la de ellos.

Gente trinabulosa!

Hej, gente :3
Yeah, este es mi blog, pondré lo que me salga de la patata, escribiré lo que me apetezca, diré cosas random sin sentido... Un poquillo de todo, vaya.
Si os gusta, pasaos y comentad, me sentiré menos forever alone. Si no os gusta, pensais que soy una friki, emo, rarilla, marginada pues que os jodan y os dejen a medias. Aquí está mi blog, sólo críticas constructivas, gracias.

Fuck You, con amor.